Quirología: los montes en la mano y la astrología
En la quirología védica, los montes de las manos tienen una correspondencia astrológica. Los montes representan nuestro supraconsciente. En la mano tenemos 3 niveles de conciencia: el supraconsciente que son los montes, el subconsciente que son las 3 líneas principales (corazón, mente y vida) y el consciente que son las líneas secundarias.
Los montes son como un libro abierto sobre nuestras convicciones supraconsciente que nos animan y que hemos adquirido a lo largo de muchos años y muchas vidas. Si visualizamos la mano como si fuera un mapa geográfico, los montes serían el terreno y las líneas los ríos y afluentes que fluyen por esos terrenos.
Hay terrenos fértiles otros más secos y áridos y otros húmedos. Es importante que los montes de la mano estén equilibrados y en armonía los unos con los otros ya que son los que nutren las líneas. Por eso es muy importante entender la naturaleza de cada monte para poder interpretar las líneas.
Como ya decía, los montes indican en qué medida estamos en armonía con nuestro supraconsciente, ese aspecto más profundo de nuestra naturaleza que difícilmente aparece a nivel consciente. Cada monte corresponde a un aspecto particular de nuestra vida.
Los montes de la mano y su relación con la astrología
El monte de la Luna: nuestra percepción (elemento agua)
El monte de la Luna corresponde a las percepciones de nuestros 5 sentidos: el olfato, el sabor, la vista, el tacto y el oído y nos enseña en qué medida nuestra impresión de lo que pasa alrededor nuestro es justa o deformada. O sea que el monte de la Luna nos indica la capacidad de percibirnos a nosotros mismos así como el mundo que nos rodea con objetividad.
Es uno de los montes más importante de la mano ya que nuestras percepciones son el fundamento de nuestras acciones. Es en ese monte donde podemos ver señales de optimismo, de depresión, de gratitud, de confianza o de paranoia. La Luna es la conciencia de nuestros sentidos. Está asociada a la sensibilidad, al deseo de entrega y a la inspiración y la imaginación. Igual que la Luna en el cielo refleja la luz del Sol, el monte de la Luna en la mano nos enseña la aptitud a recibir y a reflejar la luz del alma. Si el monte de la Luna en la mano está muy agitado, hiperactivo o hipoactivo, nuestra percepción sensorial puede estar distorsionada y nos arriesgamos a no oír nuestra voz interior y sentirnos tristes, agitados o ansiosos.
El monte de Venus: el amor (elemento tierra)
En el monte de Venus se reflejan los órganos sensoriales físicos: la nariz, la lengua, los ojos, la piel y las orejas y la reacción del cuerpo a las impresiones que recibimos de la Luna que interpreta esos datos sensoriales.
Por consiguiente nuestra capacidad para disfrutar de los placeres sensoriales de la vida depende del grado de objetividad de las percepciones de la Luna.
En el monte de Venus podemos ver la actitud de nuestro cuerpo a disfrutar de los sentidos y a expresarlos de una manera plena. En él podemos ver nuestras ganas de luchar por la vida, nuestra vitalidad, alegría, generosidad, inocencia.
Podemos ver también si solo buscamos satisfacer nuestros propios deseos y placeres de forma egoísta o si somos capaces de compartir esos placeres de la vida con nuestros seres queridos.
Marte: los montes negativo y positivo
El Marte negativo es la fuerza física y el Marte positivo es la fuerza mental. Los montes de Marte Positivo y Marte Negativo forman la galaxia de Marte y reflejan nuestra energía física y mental. Es nuestra disposición para poner en práctica nuestras ideas (Luna) movilizando nuestro cuerpo físico ( Venus).
Los montes de Marte muestran nuestra capacidad para absorber y disolver la ira y el estrés. Cuándo no somos capaces de controlar nuestras reacciones a las provocaciones reales o imaginarias (percepción de la Luna), reaccionamos mal (Venus y su cuerpo físico), entonces nos arriesgamos a gritar y llorar, incluso pelearnos y volvernos agresivos, lo que empeora la situación hasta llegar algunas veces al caos.
Monte de Júpiter: nuestra razón de ser (elemento agua)
Como lo he escrito más arriba, el monte de la Luna y de Venus situados a la base de la mano nos enseñan cuánta preocupación física tenemos. La galaxia de Marte nos indica el estado de nuestra fuerza energética.
Júpiter situado en la parte alta de la mano es la conciencia y el despertar. Es el deseo de encontrar un sentido a nuestra existencia. Cuando hemos encontrado nuestra meta, el monte de Júpiter revela en qué medida sentimos el deseo de adquirir este conocimiento y de compartirlo con los demás. El monte de Júpiter representa la generosidad, la benevolencia, la confianza y la apertura sobre el mundo. Pero también representa el ego, el intelecto y la ambición. La percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestra meta.
Monte de Saturno: la coordinación, la disciplina y perseverancia (elemento fuego)
Saturno es considerado como uno de los montes más potentes de la mano. El monte de Júpiter indica nuestro potencial de iluminación de la conciencia y Saturno nos muestra la habilidad a poner este potencial en marcha.
Saturno es el monte de la transformación. Igual que el fuego transforma el hierro en acero, la conciencia que adquirimos con los desafíos y las dificultades de la vida transforma el dolor y el sufrimiento en sabiduría y en fuerza de carácter.
En cambio, si somos incapaces de aceptar el dolor debido a las experiencias difíciles que nos permiten crecer corremos el riesgo de transformar ese dolor en rencor, mezquindad y amargura.
Saturno nos da disciplina, estructura, introspección con el fin de descubrir las realidades profundas de la vida y meditar sobre ellas.
Monte del Sol: el magnetismo (elemento aire)
El monte del Sol está asociado al corazón y representa nuestra alma. Cuando la energía del Sol es positiva en la mano podemos manifestar las cualidades positivas de nuestra alma, hemos permitido la energía saturnina de transformar el dolor y el sufrimiento en comprensión y compasión.
Cuanto más nos liberamos de los apegos que restringen la circulación de la energía solar más podemos expresar nuestra felicidad ilimitada y ser creativos y llenos de amor incondicional. Si el monte es positivo, estimula nuestro sentido de la iniciativa y nos da vitalidad.
Podemos ser una gran fuente de luz e inspiración para los que nos rodean. Igual que en el cielo el Sol es un astro inmenso y potente que desprende una luz calidad, en astrología y en quirología su fuerza es asociada al magnetismo y el vigor así como el coraje y la convicción.
Monte de Mercurio: la comunicación (elemento éter)
En la mitología occidental Mercurio o Hermes es el mensajero de los dioses. En la quirología, el monte y el dedo del Mercurio están asociados a la habilidad a comunicar. En sánscrito se asocia Mercurio a Buda que simboliza la iluminación de la conciencia.
¿Cómo se interpretan los montes de las manos en quirología védica?
El monte de Mercurio refleja uno de los más grandes desafíos qué es trascender la importancia que acordamos al mundo exterior, al mundo material, al apego a los objetos y a los placeres de los sentidos.
El monte de la Luna es cómo percibimos lo que pasa alrededor de nosotros y nos informa de los comportamientos que adoptamos frente a lo que percibimos
El monte de Venus que corresponde a nuestro cuerpo físico manifiesta las ideas percibidas por el monte de la Luna.
El monte de Marte es la fuerza para poner en acción las percepciones y los planes de la Luna y de Venus.
El monte de Júpiter es la energía que ponemos para llegar a nuestra meta.
El monte de Saturno indica el grado de disciplina y de profundidad de carácter que adquirimos para realizar nuestros objetivos.
El monte del Sol indica el grado de éxito conseguido después de haber luchado para llegar a nuestra meta. En este punto es importante quedarse humilde con la fama conseguida.
Y, por último, el monte de Mercurio, el último, indica nuestra habilidad a expresarnos como Buda de una manera iluminada que muestra que no estamos apegados a los frutos de nuestras acciones.
Rahu y Ketu: nuestro entorno inmediato y karma del pasado
En astrología védica Rahu y Ketu son planetas fantasmas y en astrología occidental son los nodos lunares norte y sur respectivamente.
El monte de Ketu representa el pasado y es la suma o el registro de todas las acciones pasadas y el monte de Rahu corresponde a nuestro presente y representa a los desafíos actuales que resultan de nuestras acciones del pasado.
El monte de Rahu está en el centro de la palma de nuestra mano y está delimitado por los montes de la Luna, de Venus, Marte positivo y negativo, de Júpiter, Saturno, Sol y Mercurio. Nos enseña cómo reaccionamos a las situaciones de nuestro entorno inmediato que resultan de nuestros pensamientos, actitudes y comportamientos del pasado y en qué medida estas situaciones continúan reproduciéndose en el futuro.
En resumen las líneas principales y secundarias tienen que ser examinadas a la luz de los montes que atraviesan. Los montes revelan en qué medida estamos en contacto con nuestra alma. Los montes cuya forma es positiva y en armonía los unos con los otros reflejan un sentimiento de paz, nuestro supraconsciente se vuelve entonces un rico almacén capaz de regar las líneas de nuestras manos.